No te permitas perder la sonrisa.
Amanecía un nuevo día, ella sin saberlo escribía las últimas letras de un guión de vida aburrida y monótona.
Ella fingía una vida perfecta.... una película en la cual era una ilusa feliz. Sus amigos y familiares ejercían de espectadores ciegos, testigos mudos que incluso llegaban ha envidiarla, sensación que ella percibía. Se preguntaba por qué?, se miraba en el espejo y no reconocía su reflejo y que decir de un marido acomodado a una vida simple y sin expectativas.
Busco otras relaciones, otras distracciones y buscando topó con un grupo de mujeres en su misma situación que se reunían a charlar sobre sus circunstancias y no se juzgaban entre ellas, estas mujeres solo pretendían aprender a crear su realidad y salir de sus vidas ficticias se reunían dos veces por semana y ella acudía regularmente allí se sentía bien podía ser ella misma.
Poco a poco empezó a recuperarse en el espejo, incluso se miraba los pies enfundados en aquellos maravillosos zapatos que se permitió regalarse, empezaba nuevamente ha sentirse mujer.
Los demás la veían diferente, ahora no la envidiaban... la sentían cercana y sencilla, hasta su marido se movió del sofá... del que formaba parte del estampado ya hace tiempo atrás y empezaba a tener la necesidad de estar con ella.
Aquel grupo de mujeres era genial , aprendían unas de otras y se valoraban mucho y ahí estaba el secreto habían aprendido ha valorarse y a quererse para poder estar a la altura de los demás, las circunstancias cambiaban si ellas cambiaban primero y poco a poco todo se volvía más amable. Ya no era aquella mujer amargada del principio, ahora era fuerte y pisa firme porque se encontró a si misma, ya no tiene miedo a mirarse en el espejo porque lo que primero ve... es una sonrisa.