Balanceando el tiempo.

Estirando la verdad.
¿Por qué es más fácil de creer lo malo que lo bueno?
Es una verdad inequívoca de que el tiempo lo marchita todo, entonces....¿por qué decir que el tiempo lo cura todo? 
El tiempo nunca cura nada que dolió lo que hace es podrirlo, lo mejor es atajarlo a tiempo.
Si alguien que quieres te falla, nunca volverá a ser lo mismo, aunque perdonemos, pues la memoria es selectiva y caprichosa.
Cuando nos enteramos de una desgracia la comentamos sin parar, en cambio si alguien es afortunado lo comentamos de pasada o le damos la vuelta para buscar algo malo en ello.
Parece que necesitamos de la pena para vivir y no nos damos cuenta de que no es la fórmula correcta ya tenemos bastantes dramas propios como para regodearnos en el mal de los demás.
Se nos escapa el tiempo sufriendo,  encerrados en nuestras penas sin poner remedio, hay que aprender que lo que no se puede arreglar se aprende a vivir con ello y dejar espacio a que lleguen nuevas experiencias que nos den lecciones de vida y ser valientes para vivirlo todo.
Así que dejemos espacio para lo que nos genera pena y llanto pero no todo el hueco dejemos sitio tambien para las experiencias nuevas que nos pueden traer ligeras sonrisas que nos reconforten el alma.
No quieras darte cuenta que tú tiempo ya empezó a descontar minutos.

Concedete un momento para el recuerdo.

Tómate tú tiempo y un café. 

¡El día estaba siendo perfecto!  se sentía bien y le apetecía recordar momentos pasados y pensó en ver fotografías, así que...  preparo el momento, repartió las fotos estratégicamente por la mesa, preparo café y atrajo sutilmente a su pareja,  todo era propicio y el resultado inmejorable, estaban paseando por su vida... tomando café.
Lugares que sabían a besos y besos que sabían a abrazos, abrazos que formaban parte de sus hijos e hijos que les recordaban la vida...  con todo lo que ella conlleva, pero lo que hacia insuperable aquel momento es que un café empezaba a ser parte de sus recuerdos y todavía les quedada mucho por fotografíar y recordar.

Dos perros y un solo cuenco con comida.

Aflojando la soga
Sí!, en el pasado la quiso dejar, claro será pensar que no la quería,  si no la dejó fue por cobardía y ahora.... ¿ dice qué la quiere? simplemente la está utilizando. Pero y ella ...¿qué sentirá?
Olvidar no es fácil y más si no se cierran heridas. El perdón está lejos de sentirse si los ojos no brillan.
Ahora en la aparente tranquilidad afloran reproches que ninguno va a solventar, ella toma el cariño que le pueda dar él... pero realmente quisiera gritarle y zarandearle para hacerle sentir como él hizo con ella.  La diferencia está en que ella nunca lo hará.
Ninguno de los dos lo dice pero ambos están confusos, en sus ratos de reflexión piensan en hacer vidas separadas, a la vez se auto convencen de que lo mejor es quererse...  todo ésto está generado por el miedo a no encontrar a alguien que les pueda amar, construir una vida en común y vencer a la soledad.
Ah..!  Mujer, ¿ cuántas noches sin dormir?, ¿cuántos días especiales sin recordar?...y ahora ¿ qué?...todo va ser mejor...  no te dejes engañar y marca tú el camino que ahora tú eres quién deja las huellas,  si quiere que te siga, si quiere algo que lo gane y que nunca te robe tu autoestima, ahora no lo puedes permitir ya aprendiste lo necesario para defenderte y lo curioso es que él,... fue el maestro.
Supongo que ésto no hace ni mejor ni peor a nadie simplemente hay unas circunstancia y sí solo hay un cuenco de comida o compartimos .....o ¿?
Cada cuál sabe su historia.

En la librería del corazón.

Parada ante el escaparate de aquella librería llenaba su interior con sólo leer títulos de amor, de aquellos fantásticos libros que observaba entre su propio reflejo en el cristal.
Él, sutilmente le acariciaba como sin querer,  pero ella aún se sentía perdida relevada a un segundo puesto, no sentía complicidad en su sonrisa, sus abrazos no le calmaban y sus besos no le sosegaban.
Ella quería volar como en sus sueños y sentir ese pellizco interior que le hacía estar tan viva aún estando dormida.
Aveces se creía cobarde por no agarrarse a lo fácil y dejarse llevar, ni siquiera una vez se lo permitió, ella quería ser siempre consciente de lo vivido para no pasar de puntillas y tener un vago recuerdo. La realidad era dura...estaba tan segura de que nunca fue realmente amada que no podía perdonarse a sí misma y ahora no era capaz de creer en el amor de nadie. Se decía a sí misma " si no amaron un cuerpo joven y bello.. " ahora que su piel no era tersa y su mirada no brillaba quién la iba a amar.
Quizás ahora la amaban pero ya perdió la ilusión y la fuerza de la juventud y no podía evitar llorar por ello. Quería tenerlo todo, el pellizco en el estómago, las mariposas en la barriga, el sexo con pasión, el brillo en los ojos, en definitiva la ilusión... esa que nos mueve cada día aún sin saber el porqué.
Ella miraba a quién decía amarla y sentía que él era su mundo,  entonces...  ¿por qué no se sentía completa?, quizás ahora era ella quién no sabía amar.

El poder de las lágrimas.

Hay veces que te sientes tan mal, que no quieres reconocer el por qué, ya te sientes lo suficientemente mal que no quieres ni decírtelo a ti mismo. Quieres buscar un punto de apoyo, pero los que antes te valían ahora no te sirven y es cuando más aún te das cuenta de que te estas engañando a ti mismo. Sabes que tienes que cambiar tú modo de vida, pero estás solo, los demás tienen sus propias luchas.
Necesitas hablar con alguien para que te aconseje y no es fácil encontrar a la persona adecuada y si crees que la tienes....¿cómo empezar? Y tú tiempo y voluntad pasan y estás igual encerrado en tú coraza y simulando estar bien, deseando estar a solas contigo mismo para ser tú, para soñar y para llorar.
Curioso es el ser humano...  que necesitamos hundirnos ayudando uno mismo a ese tocar fondo, para poder encontrar la fuerza de empuje hacia la salida. Así que llora...  hundete en tús lágrimas, hasta que consigas la energía no sólo para mantenerte a flote sino para salir del agua, secarte, y vestirte de una nueva persona que no necesite máscaras para vivir y disfrutar.
Y no te preocupes si hoy no vas a poder llorar, aunque estés tan mal,  ésto viene solo no se le puede llamar y cuando llegue no tengas miedo a llorar.  ¿Quién fue el tonto que digo que lloraban los débiles?  Lloran los fuertes, los que no tienen miedo a enfrentar su verdad para conseguir salir a una vida mejor. Pero no sueltes nunca tús lágrimas delante de quién no las merece.  Por eso están los malos de corazón que se hacen fuertes a costa de las lágrimas de otros.
Cuando ves aparecer las lágrimas es que tú fuerza empezó a despertar y no es más que el sudor de su esfuerzo..  así que.. ¡ hazle sudar!
Concedete el derecho a llorar.

Los de verdad siempre están ahí.

Estando sobre la cama.
Cuantas veces despertamos no sabemos por qué ...no sonó el fatídico reloj, pero ahí estamos con nuestros ojos abiertos y pensando en nada y en todo y hablandote a ti misma,  dudando si levantar o no.... y te dices a ti misma " voy a vestirme a prepararme para un día que será distinto" y para ello decides no usar zapatos.
Ya te ves en el espejo toda preciosa,  pero sin tús zapatos, es lo que has decidido, cuando ya está todo preparado... Llaves, gafas, bolso abres tú puerta sales a la calle, vas caminando y empiezas a cruzarte con gente que te mira pues vas descalza, tú te sientes bien aunque hay que mirar muy bien dónde pisas puedes herirte, sigues tu camino incluso hay quién te dice que vas descalza y tú les sonríes como si nada....  te sientes diferente pero bien, de repente te pinchas,  te paras, te sacas la astilla y sigues caminando pero uno de tús pies va herido y empiezas a echar tú peso sobre el otro pié ya empiezas a pensar bueno...  pero yo realmente a dónde voy y sin calzado!, ya no te ves tan preciosa y eres realista no llevas calzado vas ha seguir haciéndote daño.
Has decidido parar y buscar un lugar parra reflecionar y allí estás haciendo memoria de por que salistes a comerte el mundo sin zapatos....después de mucho dar vueltas y vueltas a tú cabeza por fin ves tú error.... pensabas sí no llevo zapatos no me haran rodadura y caminaré más libre y realmente ves como el calzado puede hacer daño pero sólo hasta que lo amoldas a tús pies pero sin ellos no llegas muy lejos,  ahora cómo conseguir unos zapatos saliste preparada o éso pensaste, cogiste gafas, llaves,  bolso ....qué hay en tu bolso? Tienes dinero pero no hay dónde comprar unos zapatos, no llevas teléfono pero no importa ya sabías que no lo usarías querías caminar sola y que nadie te molestara....  no? Sigues parada pero tús pies te recuerdan el dolor de haber caminado descalza antes la desesperación en la que te ves piensas en tú familia , en los amigos de verdad y aunque estás con los pies rotos haces un esfuerzo y te diriges hacia ellos...no sabes que les vas a decir,  te sientes avergonzada de tús actos y antes de que te des cuenta ellos ya te han comprado unos zapatos y te esperan para dartelos no fueron antes por no saber dónde andabas pero sí sabían que ibas sola y sin calzado.

Felicidad....egoísmo?

Reflexionando en primera persona. 

En los momentos en que la vida te premia con lo anhelado y sientes tanta fefelicidad, le llamo así por ser tantos y continuos los momentos buenos que no quieres que  se te escape ninguno y puede ser que descuide otras obligaciones o a personas apreciadas por agarrar con tanta fuerza lo que estás percibiendo.
Por ésto me pregunto si es egoísmo, lo extraño es que no tengo sentido de culpabilidad pero si soy consciente.
Sólo quiero agarrarme tan fuerte a lo que me hace sentir feliz, que aparto todo lo que me produce malestar, es prácticamente inconsciente, involuntario, aunque despues sí es refexionado pero en el momento es un dejarte llevar por tú sensación de feficidad.
Quizás han sido tantos los momentos tristes que cuando llega algo bueno solo puedes dejarte llevar, y.....¿quién esta libre para juzgarte?  Es que acaso vosotros...  los que leeis no haríais lo mismo si se os ofrece en bandeja algo bueno.... ¿Tú no lo coges? Y más aún cuando tú felicidad se hace extensiva a los tuyos,  por eso voy a seguir cogiendo esas pocas cosas que me hacen sentir bien para tener muchas y que me llenen mis días...  las agarrare con fuerza las disfrutaré y no voy a tener miedo a decir que me siento feliz aún teniendo otras circunstancias que me harían decir todo lo contrario.
Y creo que el mero hecho de intentarlo ya es un valor más.