sábado, 27 de diciembre de 2014

La carcasa de mí felicidad

-La madrecilla del terror Madre de cuatros descendientes, dos varones y dos hembras y me fui a enamorar del príncipe destronado. Clavó su ira en mí desde la primera vez que me vio, yo había llegado para abrir las puertas de su reino y no estaba dispuesta a dejar salir ni entrar a nadie de el. Siempre se rodeaba de fieles vasallos, que alimentaban su oscura sonrisa y le servían por cuatro duros. Intentó comprarme en el minuto cero, pero ésta no se vendía y ahí firme mí sentencia de terror. Pocos podían ver detrás de su maléfica sonrisa, todos parecían felices, yo, simplemente observaba,  al no tener permiso de acceso al clan, la exclusión era evidente y el miedo se hizo presente. Me convertí en la eterna detestada...... ¿Cuánto tiempo aguantaría el amor? -Primer asalto El amor se hace fuerte y el príncipe destronado quiere formar su reino en un pequeño hogar. Nuestro primer hijo, un varón y la madrecilla lo intenta robar sin compasión, ahora sí, lucha de titanes y lo que yo parí se queda aquí. Que difícil es amar desde la soledad en compañía, pero aquel amor me había elegido a mí por algún motivo y casi sin saber cómo, los años se sucedieron. La lucha era constante y el daño recibido era capaz de atravesar muros para entrar en mí mente y acabar conmigo desde el interior. La vida se me hacía cruel y el amor tambaleaba, pero habían pinchado en hueso y ésta luchaba. En la lucha, mí salud mermaba a pasos agigantados, pero conseguí engendrar a mí princesa, que trajo nuevas esperanzas de felicidad. -Segundo asalto El príncipe destronado era feliz en su hogar, pero seguía marcado por la indiferencia de la madrecilla y ésta, descargaba su furia en él por haber creado su propio reino y no haberle cedido sus vástagos. La madrecilla lo dañaba restregándole en su cara un excesivo amor hacia el hermano menor, curiosamente varón, mientras las hermanas copiaban la oscura sonrisa de la madrecilla. El príncipe destronado no se daba cuenta que estaba dañando a su familia, se centro en conseguir amor de la madrecilla, de ese que añoraba desde el destrono, a tan corta edad que no le dejó ni recuerdos y sin darse cuenta que aquello que le cegaba no era amor, era veneno, se alejaba más y más de su hogar. La madrecilla se engordaba del sufrimiento de aquella preciosa familia, de la que él se alejaba ganando ella la batalla. -Tercer asalto La madrecilla cruel como nunca, jugaba con el príncipe destronado y sus sentimientos, destrozándolo hasta el punto de jugar con la muerte. ¿Cuánto daño puede hacer una madre? Yo no entendía aquello, el amor tiene que ser libre y mis hijos amaban a su padre y él los dañaba como su madrecilla hacía con él, con la diferencia que mis hijos tenían una madre que los amaba libres. Ahí fue cuando entendí, por lo que aquel amor me había elegido a mí. Parada, inmóvil frente a mí amor destronado, casi  muerto, ví pasar momentos mágicos que no quería dejar escapar y renací de mis cenizas disponiéndome a salvarle la vida. A partir de ahora no se aceptarían asaltos, ahora se lucharía desde el amor. -Aceptación La madrecilla dentro de su ego, no quería matar a su príncipe destronado y se tuvo que apartar en contra de su voluntad. Yo había construido una carcasa que me protegería de ella y así, me dispuse a trabajar, sí bien sabía que no debería de bajar la guardia. El mal dispone de muchas caras. Descubrir las tropelías realizadas en nombre del amor de una madre me asqueaba, a la par que despertaba más misericordia en mí hacia mi esposo, el príncipe destronado. Tuve que aprender que él amaba a su madre, para recordarlo y repetirlo para poder mirarla. El recorrido no fue fácil y para cerrar heridas hubo que coserlas bien, sufriendo todos los miembros con cada puntada. -Colorín colorado El príncipe destronado aprendió a vivir sin trono y a valorar sobre todo a su familia, amando a su esposa y respetando a su madre"cilla" Todavía en algún silencio incómodo, se escucha la sonrisa maléfica de la madrecilla.

jueves, 25 de diciembre de 2014

Tú no eres rey

Hoy te desprendiste de los bienes que antaño cuidabas como un tesoro, tesoro que te acercaba ha diferentes gentes, pequeños fantasmas que revoloteaban a tú alrededor intentando hacer creer que eran tus amigos. Sin duda te sentías como un gran rey rodeado de tesoros.
Y te preguntas...cómo un rey con sus vasallos se siente tan solo....
Hoy te desprendiste de tus bienes materiales y encontraste todo lo mejor que hay en ti.
Descubriste por fin la verdadera vida, esa que te llena el alma de sonrisas, esa que con un suspiro detienes el tiempo, para disfrutar lo que al fin puedes sentir, el bienestar de que te amen a ti.

La carcasa de mí felicidad

-La madrecilla del terror

Madre de cuatros descendientes, dos varones y dos hembras y me fui a enamorar del príncipe destronado. Clavó su ira en mí desde la primera vez que me vio, yo había llegado para abrir las puertas de su reino y no estaba dispuesta a dejar salir ni entrar a nadie de el. Siempre se rodeaba de fieles vasallos, que alimentaban su oscura sonrisa y le servían por cuatro duros. Intentó comprarme en el minuto cero, pero ésta no se vendía y ahí firme mí sentencia de terror. Pocos podían ver detrás de su maléfica sonrisa, todos parecían felices, yo, simplemente observaba,  al no tener permiso de acceso al clan, la exclusión era evidente y el miedo se hizo presente. Me convertí en la eterna detestada...... ¿Cuánto tiempo aguantaría el amor?

-Primer asalto

El amor se hace fuerte y el príncipe destronado quiere formar su reino en un pequeño hogar. Nuestro primer hijo, un varón y la madrecilla lo intenta robar sin compasión, ahora sí, lucha de titanes y lo que yo parí se queda aquí. Que difícil es amar desde la soledad en compañía, pero aquel amor me había elegido a mí por algún motivo y casi sin saber cómo, los años se sucedieron. La lucha era constante y el daño recibido era capaz de atravesar muros para entrar en mí mente y acabar conmigo desde el interior. La vida se me hacía cruel y el amor tambaleaba, pero habían pinchado en hueso y ésta luchaba. En la lucha, mí salud mermaba a pasos agigantados, pero conseguí engendrar a mí princesa, que trajo nuevas esperanzas de felicidad.
-Segundo asalto

El príncipe destronado era feliz en su hogar, pero seguía marcado por la indiferencia de la madrecilla y ésta, descargaba su furia en él por haber creado su propio reino y no haberle cedido sus vástagos. La madrecilla lo dañaba restregándole en su cara un excesivo amor hacia el hermano menor, curiosamente varón, mientras las hermanas copiaban la oscura sonrisa de la madrecilla. El príncipe destronado no se daba cuenta que estaba dañando a su familia, se centro en conseguir amor de la madrecilla, de ese que añoraba desde el destrono, a tan corta edad que no le dejó ni recuerdos y sin darse cuenta que aquello que le cegaba no era amor, era veneno, se alejaba más y más de su hogar. La madrecilla se engordaba del sufrimiento de aquella preciosa familia, de la que él se alejaba ganando ella la batalla.

-Tercer asalto

La madrecilla cruel como nunca, jugaba con el príncipe destronado y sus sentimientos, destrozándolo hasta el punto de jugar con la muerte. ¿Cuánto daño puede hacer una madre? Yo no entendía aquello, el amor tiene que ser libre y mis hijos amaban a su padre y él los dañaba como su madrecilla hacía con él, con la diferencia que mis hijos tenían una madre que los amaba libres. Ahí fue cuando entendí, por lo que aquel amor me había elegido a mí. Parada, inmóvil frente a mí amor destronado, casi  muerto, ví pasar momentos mágicos que no quería dejar escapar y renací de mis cenizas disponiéndome a salvarle la vida. A partir de ahora no se aceptarían asaltos, ahora se lucharía desde el amor.

-Aceptación

La madrecilla dentro de su ego, no quería matar a su príncipe destronado y se tuvo que apartar en contra de su voluntad. Yo había construido una carcasa que me protegería de ella y así, me dispuse a trabajar, sí bien sabía que no debería de bajar la guardia. El mal dispone de muchas caras. Descubrir las tropelías realizadas en nombre del amor de una madre me asqueaba, a la par que despertaba más misericordia en mí hacia mi esposo, el príncipe destronado. Tuve que aprender que él amaba a su madre, para recordarlo y repetirlo para poder mirarla. El recorrido no fue fácil y para cerrar heridas hubo que coserlas bien, sufriendo todos los miembros con cada puntada.

-Colorín colorado

El príncipe destronado aprendió a vivir sin trono y a valorar sobre todo a su familia, amando a su esposa y respetando a su madre"cilla" Todavía en algún silencio incómodo, se escucha la sonrisa maléfica de la madrecilla.

martes, 16 de diciembre de 2014

Y se cree la mofa que es alguien...

Allí, al pie de un majestuoso castillo estaba ella, como una insignificante piedra. De las más altas torres se asomaban las crueles mofas, que insultaban a la pequeña piedra con improperios que caían como patadas. La pequeña piedra, sin ánimo de desfallecer, con cada patada propinada se impulsaba un poquito más arriba. Las crueles mofas, tan ensimismadas, no se percataban del avance de la piedrecita que con cada insulto se hacía más valiente y volaba aún más alto con cada patada. Seguían riéndose, protegidas por los muros del castillo, mientras la pequeña piedra se rebozaba en arena para llorar y así no alimentar el ego de las crueles mofas. El sufrimiento era inmenso para la piedra, pero claro... las piedras no tienen corazón
¡qué más da el dolor!
Las crueles mofas se reían a carcajadas, tanto, que hacían temblar los muros y las torres se balanceaban perdiendo su estabilidad. Tanta carcajada y balanceo las quebró y se empezaron a asustar, aquellas mofas no se reían tanto ya.
Perplejas vieron como la piedra había avanzado casi a su altura, pero fuera de los muros y respiraban tranquilas, la piedra no tenia torre.... y comenzaron  nuevamente a reír, pero la piedra no parecía molestarse por sus risas, al contrario, parecía ganar en color, estaba segura en aquella altura y decidió relajarse al sol, soplaba una suave brisa que su piel rasgó, era una maravillosa semilla que allí germinó, con grandes raíces que a las piedras se agarró. De grandes ramas se forjó y para un futuro más simientes dejó.
Quedaron las mofas calladas, observando bien a su alrededor, sus grandes torres se agrietaban y en arena se tornaban, sólo era cuestión de tiempo.
Aprenderán o se reirán.....

Agobio

Esta sensación se apodera de su mente, le transforma en lo que no quiere ser y deja salir toda su rabia. Todo y todos le parecen mal. No puede ver nada bueno en ellos y se refugia en su soledad, esa que le libra de las falsas sonrisas. Es su soledad, la que le hace pensar en que hace mal. Se siente pobre, pobre en amigos, pobre en sentimientos sinceros y rodeado de gente falsa, que sin ningún mérito adoran a otras sin calidad humana. De ahí nace su confusión, será el, siempre fue de difícil relación, o será, que tanta mierda a su alrededor le altera. Se lo pregunta a diario y no sabe si entrar en el juego, para tener una falsa compañía, o por el contrario, ser una sincera soledad. En su saturada confusión, sabe que no se le valora, sólo es, ese punto de aprovechamiento de otros y se siente triste, solo en compañía, de ahí, que prefiera su soledad elegida, ésta soledad, que le abre los ojos cada vez más, para saber quien le aprecia de verdad. Triste, porque ve lo solo que está y seguirá estando, preguntándose por qué el ser humano es tan poco humano y entregando su cariño a quien más lo necesita, que en ocasiones ni siquiera son personas, son animales, con más calidad de sentimiento que muchos humanos. El único consuelo que le queda es el de los tontos, saber que su mal, es mal de muchos.

jueves, 11 de diciembre de 2014

Desorbitada

Calada hasta mi interior, es olerte
y explosiona una revolución.
Habré de tenerte o enloqueceré de repente.
Fuera la compostura!
con pensar bajo tu cintura.
Sábanas arrojadas, tras historias apasionadas.
Lechos de fuego con cuerpos en juegos.
Almas castigadas por enseñanzas pasadas, que creen hacer mal, al disfrutar del amar.
Y me aman y me dejo amar.
Se desorbita mi mente y parecen quebrar mis cimientos y es que no miento, te necesito en mí adentro.

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Muñecas de papel

Princesas de fiesta y colorín, preciosas criaturas danzarinas de infancias sacrificadas. Esfuerzos vitales para ser la mejor, pies castigados y encallados con dolor, que consiguen cuerpos magníficos que gustan al trovador, que te embauca al oído con cantos de amor. Pequeñas mujercitas que bailan con pasión, que tras bambalinas despiertan al amor. Pobre bailarina que se enamoró del hombre sin corazón, aquel que de niña la enseñó y de mujer engañó. Se acabo el confeti de la ilusión, que al suelo cayó como lágrimas de aflicción, por un desengaño lleno de cruel dolor. Ya no bailas princesa, qué fue de tu ilusión. Dejemos que pase el  tiempo y mires atrás sin rencor, que brille la pequeña bailarina que aún guardas en tu interior.

martes, 9 de diciembre de 2014

El dueño de mí secreto

Poseedor de mí sueño y amante de mí cuerpo, solo tú sabes tomar mí secreto y provocar el placer fuera de los dominios de la razón. Guerra constante entre latidos, suspiros y pasión. Creo volverme loca, cuando tus dedos me tocan, pierdo el sentido, sí me susurras al oído. Tus manos desatan mí locura, sí me tocas a oscuras, tus dedos sigilosos me devuelven a la cordura. Besos mojados en boca de enamorados. Dueño y señor de mí secreto, que tuyo lo haces, que cuidas y honras con amor, porque solo así un secreto puede ser de dos.