martes, 16 de diciembre de 2014

Agobio

Esta sensación se apodera de su mente, le transforma en lo que no quiere ser y deja salir toda su rabia. Todo y todos le parecen mal. No puede ver nada bueno en ellos y se refugia en su soledad, esa que le libra de las falsas sonrisas. Es su soledad, la que le hace pensar en que hace mal. Se siente pobre, pobre en amigos, pobre en sentimientos sinceros y rodeado de gente falsa, que sin ningún mérito adoran a otras sin calidad humana. De ahí nace su confusión, será el, siempre fue de difícil relación, o será, que tanta mierda a su alrededor le altera. Se lo pregunta a diario y no sabe si entrar en el juego, para tener una falsa compañía, o por el contrario, ser una sincera soledad. En su saturada confusión, sabe que no se le valora, sólo es, ese punto de aprovechamiento de otros y se siente triste, solo en compañía, de ahí, que prefiera su soledad elegida, ésta soledad, que le abre los ojos cada vez más, para saber quien le aprecia de verdad. Triste, porque ve lo solo que está y seguirá estando, preguntándose por qué el ser humano es tan poco humano y entregando su cariño a quien más lo necesita, que en ocasiones ni siquiera son personas, son animales, con más calidad de sentimiento que muchos humanos. El único consuelo que le queda es el de los tontos, saber que su mal, es mal de muchos.

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