Erase una vez que era una preciosa niña, no más ni menos que las demás niñas. Tenía el pelo rubio, un movimiento singular y unos expresivos ojos verdes, que hacían el agrado de grandes y pequeños.
Tenía un padre de rancias costumbres, que de vez en cuando, más de vez, que de en cuando, le obsequiaba con algún abrutado tortazo.
Un día, después de estar jugando en la calle con otros niños, entró en casa y su madre le preparó un buen vaso de leche fresca, con cacao, la niña lo agarro y tomó con ganas molestando con éste gesto a su padre, que le propinó un monumental tortazo. La niña quedó aturdida, tan perdida en su propia casa que, recordará por siempre ese instante. No lo repetirá jamás. Hacía un día precioso y vio a su padre en la puerta del colegio, ella se sorprendió y se acercó ilusionada, era su papá que le venia a recoger. Contenta se subió al coche, iba camino de casa con su papá, cuantas veces había imaginado ese momento y sentirse como las otras niñas del colegio. Su papá había venido a recogerla. Pero sintió que algo no iba bien, no iban en la dirección correcta. Le preguntó a su papá, que sin temor ninguno le dijo que la llevaba a otra casa y que le iba a gustar mucho.
Ella sólo pudo preguntar por ...mamá?
....Él no respondió.
Sus alertas despertaron, su mamá no le había dicho nada de cambios y mucho menos la abandonaría, entonces fue cuando aprovechando un semáforo en rojo, salto del vehículo y caminó tan rápido como pudo había su casa. Conocía bien el camino lo hacia a diario. El miedo que sentía la paralizaba, sabía que la podía alcanzar, las lágrimas mojaban toda su cara impidiéndole ver. Abandonó la avenida y se adentró por los callejones parándose en cada esquina para mirar ante de cruzar.
Podía oler su propio miedo y se sentía desvanecer de sed, ya ni siquiera lloraba, sólo ansiaba llegar a su casa y ver a su madre, que la estaría esperando, sin imaginar lo ocurrido. Cómo imaginar la fantástica idea de papá. A éste papá, también le gustaba jugar a las escondidas con mamá, pero si mamá no se escondía bien, le atizaba y es por esto que mamá siempre lloraba y lloraba mucho, nunca ganaban en nada. Un día jugaban al escondite con papá por la calle, pero también les pilló, a ella no le dijo nada, pero la mamá quedó tumbaba en el suelo inmóvil, ella le llamaba pero no respondía, sólo recuerda tumbarse al lado de su madre, ruidos y gentes que hacían y deshacían, la noche fue muy larga pero despertaron juntas en casa. Así pasaban las horas, los días, la vida y con el tiempo aprendieron a separarse e intentar ser feliz.
Erase una vez que era una niña que se hizo mujer y que lloró en el entierro de su padre, lloró por tantas ganas contenidas de haber sentido el auténtico y valioso amor de un padre.
Colorin colorado, la vida en cuento se ha acabado.