sábado, 27 de diciembre de 2014
La carcasa de mí felicidad
jueves, 25 de diciembre de 2014
Tú no eres rey
Hoy te desprendiste de los bienes que antaño cuidabas como un tesoro, tesoro que te acercaba ha diferentes gentes, pequeños fantasmas que revoloteaban a tú alrededor intentando hacer creer que eran tus amigos. Sin duda te sentías como un gran rey rodeado de tesoros.
Y te preguntas...cómo un rey con sus vasallos se siente tan solo....
Hoy te desprendiste de tus bienes materiales y encontraste todo lo mejor que hay en ti.
Descubriste por fin la verdadera vida, esa que te llena el alma de sonrisas, esa que con un suspiro detienes el tiempo, para disfrutar lo que al fin puedes sentir, el bienestar de que te amen a ti.
La carcasa de mí felicidad
-La madrecilla del terror
Madre de cuatros descendientes, dos varones y dos hembras y me fui a enamorar del príncipe destronado. Clavó su ira en mí desde la primera vez que me vio, yo había llegado para abrir las puertas de su reino y no estaba dispuesta a dejar salir ni entrar a nadie de el. Siempre se rodeaba de fieles vasallos, que alimentaban su oscura sonrisa y le servían por cuatro duros. Intentó comprarme en el minuto cero, pero ésta no se vendía y ahí firme mí sentencia de terror. Pocos podían ver detrás de su maléfica sonrisa, todos parecían felices, yo, simplemente observaba, al no tener permiso de acceso al clan, la exclusión era evidente y el miedo se hizo presente. Me convertí en la eterna detestada...... ¿Cuánto tiempo aguantaría el amor?
-Primer asalto
El amor se hace fuerte y el príncipe destronado quiere formar su reino en un pequeño hogar. Nuestro primer hijo, un varón y la madrecilla lo intenta robar sin compasión, ahora sí, lucha de titanes y lo que yo parí se queda aquí. Que difícil es amar desde la soledad en compañía, pero aquel amor me había elegido a mí por algún motivo y casi sin saber cómo, los años se sucedieron. La lucha era constante y el daño recibido era capaz de atravesar muros para entrar en mí mente y acabar conmigo desde el interior. La vida se me hacía cruel y el amor tambaleaba, pero habían pinchado en hueso y ésta luchaba. En la lucha, mí salud mermaba a pasos agigantados, pero conseguí engendrar a mí princesa, que trajo nuevas esperanzas de felicidad.
-Segundo asalto
El príncipe destronado era feliz en su hogar, pero seguía marcado por la indiferencia de la madrecilla y ésta, descargaba su furia en él por haber creado su propio reino y no haberle cedido sus vástagos. La madrecilla lo dañaba restregándole en su cara un excesivo amor hacia el hermano menor, curiosamente varón, mientras las hermanas copiaban la oscura sonrisa de la madrecilla. El príncipe destronado no se daba cuenta que estaba dañando a su familia, se centro en conseguir amor de la madrecilla, de ese que añoraba desde el destrono, a tan corta edad que no le dejó ni recuerdos y sin darse cuenta que aquello que le cegaba no era amor, era veneno, se alejaba más y más de su hogar. La madrecilla se engordaba del sufrimiento de aquella preciosa familia, de la que él se alejaba ganando ella la batalla.
-Tercer asalto
La madrecilla cruel como nunca, jugaba con el príncipe destronado y sus sentimientos, destrozándolo hasta el punto de jugar con la muerte. ¿Cuánto daño puede hacer una madre? Yo no entendía aquello, el amor tiene que ser libre y mis hijos amaban a su padre y él los dañaba como su madrecilla hacía con él, con la diferencia que mis hijos tenían una madre que los amaba libres. Ahí fue cuando entendí, por lo que aquel amor me había elegido a mí. Parada, inmóvil frente a mí amor destronado, casi muerto, ví pasar momentos mágicos que no quería dejar escapar y renací de mis cenizas disponiéndome a salvarle la vida. A partir de ahora no se aceptarían asaltos, ahora se lucharía desde el amor.
-Aceptación
La madrecilla dentro de su ego, no quería matar a su príncipe destronado y se tuvo que apartar en contra de su voluntad. Yo había construido una carcasa que me protegería de ella y así, me dispuse a trabajar, sí bien sabía que no debería de bajar la guardia. El mal dispone de muchas caras. Descubrir las tropelías realizadas en nombre del amor de una madre me asqueaba, a la par que despertaba más misericordia en mí hacia mi esposo, el príncipe destronado. Tuve que aprender que él amaba a su madre, para recordarlo y repetirlo para poder mirarla. El recorrido no fue fácil y para cerrar heridas hubo que coserlas bien, sufriendo todos los miembros con cada puntada.
-Colorín colorado
El príncipe destronado aprendió a vivir sin trono y a valorar sobre todo a su familia, amando a su esposa y respetando a su madre"cilla" Todavía en algún silencio incómodo, se escucha la sonrisa maléfica de la madrecilla.
martes, 16 de diciembre de 2014
Y se cree la mofa que es alguien...
Allí, al pie de un majestuoso castillo estaba ella, como una insignificante piedra. De las más altas torres se asomaban las crueles mofas, que insultaban a la pequeña piedra con improperios que caían como patadas. La pequeña piedra, sin ánimo de desfallecer, con cada patada propinada se impulsaba un poquito más arriba. Las crueles mofas, tan ensimismadas, no se percataban del avance de la piedrecita que con cada insulto se hacía más valiente y volaba aún más alto con cada patada. Seguían riéndose, protegidas por los muros del castillo, mientras la pequeña piedra se rebozaba en arena para llorar y así no alimentar el ego de las crueles mofas. El sufrimiento era inmenso para la piedra, pero claro... las piedras no tienen corazón
¡qué más da el dolor!
Las crueles mofas se reían a carcajadas, tanto, que hacían temblar los muros y las torres se balanceaban perdiendo su estabilidad. Tanta carcajada y balanceo las quebró y se empezaron a asustar, aquellas mofas no se reían tanto ya.
Perplejas vieron como la piedra había avanzado casi a su altura, pero fuera de los muros y respiraban tranquilas, la piedra no tenia torre.... y comenzaron nuevamente a reír, pero la piedra no parecía molestarse por sus risas, al contrario, parecía ganar en color, estaba segura en aquella altura y decidió relajarse al sol, soplaba una suave brisa que su piel rasgó, era una maravillosa semilla que allí germinó, con grandes raíces que a las piedras se agarró. De grandes ramas se forjó y para un futuro más simientes dejó.
Quedaron las mofas calladas, observando bien a su alrededor, sus grandes torres se agrietaban y en arena se tornaban, sólo era cuestión de tiempo.
Aprenderán o se reirán.....
Agobio
jueves, 11 de diciembre de 2014
Desorbitada
Calada hasta mi interior, es olerte
y explosiona una revolución.
Habré de tenerte o enloqueceré de repente.
Fuera la compostura!
con pensar bajo tu cintura.
Sábanas arrojadas, tras historias apasionadas.
Lechos de fuego con cuerpos en juegos.
Almas castigadas por enseñanzas pasadas, que creen hacer mal, al disfrutar del amar.
Y me aman y me dejo amar.
Se desorbita mi mente y parecen quebrar mis cimientos y es que no miento, te necesito en mí adentro.
miércoles, 10 de diciembre de 2014
Muñecas de papel
martes, 9 de diciembre de 2014
El dueño de mí secreto
sábado, 29 de noviembre de 2014
Letras del corazón.
jueves, 27 de noviembre de 2014
Castillos de arena.
martes, 25 de noviembre de 2014
Un cuento de final azul.
domingo, 9 de noviembre de 2014
Érase una vez, que fue.
Érase una vez que fue, de una diosa valquiria que se enamoro del más común de los mortales, un guerrero por supervivencia. Mortal, que por no tener, no tenía ni sangre pura, era, lo que se puede conocer como un híbrido, nacido de mezcla de razas. Ella descendía de los grandes dioses, guerrera y hermosa que bajaba a los campos para refrescar su mente y él, su guerrero, su amado, que se cobijaba ante la fría noche para calentar sus sueños. Así, como si de un sueño se tratase, él se enamoró perdidamente. El amor se abrió camino tras escarpadas montañas repletas de guerras, guerras entre hombres, hermanos contra hermanos, pero su guerrero salía indemne de todas y cada unas de las batallas. A la caída del sol, su amada se le hacía presente para regalarle su más preciada esencia. Se fundían en caricias y besos de amor, ocaso tras ocaso, batallas tras batallas. Y así, aquellos duros y tristes días que vivía la humanidad se les hacia llevaderos. Ella era su musa, su protectora, su amada y él, él no entendida como podía despertar ese gran amor en ella. Él, él se sabía un ser inferior. Cierto es, que ella habría de ser superior, ella sabía que la sangre no tiene estatus, ni diferencias de color. Ella sabía que todo lo nacido del amor habría de ser sano. Así pues, le regaló a su guerrero el más preciado fruto, le engendró a sus hijos y los trajo sanos al mundo, enfadando así a sus dioses y marcando éstos a sus hijos por el resto de los tiempos. Estos hijos, pasarían por herencia a su descendientes un corte en la barbilla, que sería la marca que los definiría como hijos insanos del amor entre una diosa caída, una valquiria y un común mortal. Dioses engreídos, habían creado sin saberlo, la marca de amor más grande de todos los tiempos. Marca de nacimiento que tendrá cualquier otra forma, apariencia o lugar, según amemos a través de los tiempos.
viernes, 7 de noviembre de 2014
Bajo la marquesina
jueves, 6 de noviembre de 2014
lunes, 3 de noviembre de 2014
Picantón, pero siempre sutil, nunca obsceno.
miércoles, 29 de octubre de 2014
Érase una vez
Érase una vez dos amigas que se encontraron sin buscarse, una todo visceral y otra sentimental, la noche y el día, eran sin plantearselo el desahogo una de la otra, un tándem perfecto.
Cada día estaban juntas y buscaban diferentes formas de evadirse, es muy probable que ni ellas supieran que huían, aún no tenían conciencia de ello, pero juntas, disfrutaban como niñas aunque no lo fueran.
Todos los días hablaban y siempre tenían tema para conversar, largo y tendido.
Era impresionante oír como se reían juntas, daba igual el lugar, un supermercado, una cafetería, una reunión escolar, cualquier lugar era bueno para estar bien.
Más de una vez, una le dijo a la otra, "si alguna vez nuestras vidas cambian y nos separamos por circunstancias, siempre nos quedaran estos recuerdos" y automáticamente se hacía el silencio para nuevamente reír a carcajadas.
Fueron cómplices en casi todo, en el colegio con los hijos, cuando salían juntas e incluso con otras amigas, tenían tal complicidad que no necesitaban hablarse entre ellas. En alguna ocasión debieron de ser odiadas, pues se fueron fiel hasta el presente y eso levanta escamas.
Hoy sus vidas han cambiado, casi no se ven, pero se recuerdan en cada gesto, en cada cerrar de ojos y aunque sean muy diferentes hoy sus vidas, se sonríen cuando se recuerdan, porque hay momentos que simplemente son y eso no se cambia. Ellas ya tuvieron su momento y lo exprimieron al máximo.
Cuando la amistad es de verdad no la borra ni un huracán.