jueves, 18 de septiembre de 2014

Buscando lo mismo

En nuestra necesidad de ser querido nos refugiamos en cualquiera que nos de un poco de cariño, sin pararnos a pensar... que no todo el mundo necesita lo mismo que uno y puede ser ahí donde nos demos de bruces con la realidad. Volcamos nuestras ganas de ser querido en un amigo o una pareja incipiente, dándolo todo y esperando lo mismo, pero.... ah! tu todo, no es el mismo del otro y empezamos a sufrir, porque esperamos más de lo que recibimos y sin nosotros ser conscientes, vamos agobiando y generando un atosigamiento en nuestra relación con la otra persona. Cada persona tiene necesidades distintas y así sabemos dar, según nuestra necesidad de recibir. De tal manera debemos de entender, que si no recibimos lo mismo que damos, no es porque no nos quieren, sino porque no saben, desde lo más interno de ellos que deben hacerlo. Para eso tenemos el maravillo don del habla, debemos comunicar que necesitamos algo más y enseñarles como hacerlo, sí! enseñarles, ellos no  sienten que fallen, no tienen mayor necesidad. Nada es fácil y las relaciones humanas no son menos, pero querer es poder y si valoramos lo que nos ofrece otra persona, nos haremos entender y la otra persona hará lo mismo, porque si está a nuestro lado es porque ya valora lo que le ofrecemos. A partir de entender esto, la vida nos ofrecerá distintas emociones y circunstancias, para vivirla junto a quienes elegimos.